domingo, 25 de marzo de 2018
Fragmentos arqueológicos del lago Titicaca
En los últimos años fragmentos arqueológicos fueron hallados en las profundidades del lago Titicaca. El patrimonio de este único, y hoy amenazado cuerpo de agua, no se limita a las profundidades. En los municipios ubicados en sus orillas se han identificado más de 3.000 sitios arqueológicos, gran parte en tierra firme.
El Proyecto del Lago que trabaja desde 2016 con 13 municipios tienen como objetivo contribuir a mejorar la gestión comunitaria del patrimonio cultural de la cuenca del lago Titicaca y promover el desarrollo del turismo.
Tiquina, Copacabana, Escoma, Santiago de Huata, Guaqui, Pucarani, Puerto Acosta, Carabuco, Ancoraimes, Tiwanaku, Puerto Pérez, Batallas y Tito Yupanqui promulgaron sus leyes de protección del patrimonio cultural arqueológico, luego de la capacitación de líderes en los municipios con quienes se trabajó en el proyecto de estas normativas.
Que cada municipio cuente con una Ley de Protección al Patrimonio Cultural determina la asignación presupuestaria para la gestión del patrimonio arqueológico/turístico.
Una ley para el patrimonio
Sea en la parte más alta de sus montañas, en donde los restos arqueológicos atestiguan el paso del tiempo que se ha convertido en miles de años, en el agua cristalina que baña los sembradíos de haba hasta llegar al lago o en sus secretos subacuáticos, cada uno de estos municipios tiene atractivos en los que se trabaja para visibilizarlos al turismo nacional e internacional, y cuyo potencial es ilimitado.
“Hay siete emprendimientos que están en varios de estos municipios relacionados con el turismo cultural (...). Algunos están relacionados a la artesanía, a la comida típica, visitar lugares arqueológicos y paisajes, entre otros”, destaca la asistente técnica de la Cooperación Técnica Belga (CTB) del proyecto del lago, Cécile Roux.
El objetivo del Proyecto del Lago es “contribuir a mejorar la gestión comunitaria del turismo y seguidamente avanzar en la promoción de turismo comunitario” y es ejecutado por la CTB y el Ministerio de Culturas y Turismo con el financiamiento del Reino de Bélgica y del Tesoro General de la Nación.
Actualmente, el Reino de Bélgica financia junto con la Unesco el proyecto a diseño final del museo subacuático que se construiría en Tiquina.
El proyecto concluirá en 2019. Una de las metas para entonces es fortalecer los siete emprendimientos, tomando en cuenta sus necesidades particulares.
Para el relacionador comunitario del Proyecto del Lago-CTB, Franz Laime, el fortalecimiento y fomento al turismo comunitario es un paso para que se generen recursos económicos en los municipios.
“En el proyecto se ha incorporado el componente de investigación. Tenemos el apoyo de la Universidad de Bruselas y la UMSA. El potencial de turismo comunitario en estos municipios no solamente se aboca al patrimonio arqueológico terrestre y subacuático sino que se complementa con la riqueza de la fauna, la flora y las expresiones culturales”, detalla Laime.
De esta forma, se pretende que la migración a las ciudades no sea la única alternativa para los jóvenes que quieren una mejor calidad de vida, que resulta en la pérdida progresiva de su identidad cultural.
Templo dentro de la montaña
El municipio Tito Yupanqui tiene alrededor de 6.200 habitantes, una cancha de fútbol con césped natural a orillas del Lago Sagrado, la ruta 8, el centro ceremonial Inka Pukara, entre otros. Tiene también vertientes de agua cristalina que descienden por las montañas y una pequeña gruta en una montaña.
Desde la montaña rocosa en el frontis de la gruta, el paisaje se prolonga hacia un horizonte en donde el cielo y el agua comparten los tonos celestes y azules profundos hasta donde alcanza la vista.
“Hemos hecho las gradas y todas las obras necesarias para ascender a la gruta con miras a convertirla en un destino turístico (...). Nosotros decidimos optar por el turismo comunitario porque ya no tenemos más terrenos para ampliar nuestros cultivos”, destaca el concejal Roberto Pocho, de Tito Yupanqui.
Para las concejalas Marta Ramos y Elena Acho, no siempre se encuentra apoyo de las autoridades gubernamentales para desarrollar el turismo en pequeños municipios.
Su sueño se enfoca en atraer turistas que aprecien la naturaleza, “desconectarse” de la ciudad y el estrés. “El plan a mediano paso es lograr construir un albergue comunitario”, acota Ramos.
En Huatapampa, comunidad de Tito Yupanqui, está la Isla del Amor, nombre que le debe a la historia de un triángulo amoroso que termina en tragedia. Dice la tradición que si una pareja visita el lugar contraerá matrimonio.
En el lugar, se observa lo que en la comunidad se conoce como “caracoles petrificados”, una gran cantidad de aves que disfrutan del agua del lago que aún es cristalina, mientras flores de todos los colores crecen a su alrededor.
Sahuiña y su albergue
La localidad de Sahuiña, a pocos minutos de Copacabana, tiene un flamante albergue que no puede ser utilizado porque no tiene camas, agua ni luz.
El albergue fue construido por ocho familias con fondos del Programa Nacional de Turismo Comunitario. Sin embargo, la comunidad habitada por 120 familias, alrededor de 600 personas, no estuvo de acuerdo con darles agua.
El presidente del emprendimiento, Simón Kantuta, manifiesta que es necesaria la buena voluntad de la comunidad, ya que depende de los dirigentes agilizar las gestiones para brindarles un servicio por el cual pagarán.
“Falta complementar con cañerías. Nosotros nos hemos quedado sin fondos porque hemos invertido todo en adquirir el terreno y poner la contraparte. Necesitamos que el albergue comience a funcionar de una vez, pero creo que va a tardar un poco más”, explica Kantuta.
Sahuiña se destaca por sus islas flotantes, sus criaderos de peces, el observatorio flotante de la rana gigante del lago, los paseos y la gastronomía.
Las familias que apostaron por invertir en el albergue se han capacitado para recibir a los turistas. Su población, como la mayoría de las comunidades alrededor de lago Titicaca, ha vivido de la pesca.
La contaminación del lago ha hecho que ya no sea una actividad rentable. Antes, Kantuta echaba sus redes cerca de la orilla y pescaba fácilmente. Hoy se va en bote muy lejos de la orilla y duerme en la embarcación para obtener algo.
“Los peces se mueren. Antes había varias especies, ahora sólo hay pejerrey y trucha. Antes pescábamos 10 arrobas de pejerrey en una noche, ahora entre una a cinco libras no más”, relata Kantuta.
Las actividades que eran la esencia de la subsistencia de las poblaciones alrededor del lago son afectadas por la contaminación y la falta de terrenos cultivables, una situación que parece no alarmar lo suficiente a las autoridades.
“Queremos que nuestro lago no muera y que las personas conozcan que hay muchos tesoros por conocer ”, concluye Kantuta.
Ahí donde el cielo se une al agua, en el lago navegable más alto del mundo, la pesca ya no es lo que era. Ahora, mostrar el legado patrimonial a los visitantes se ha convertido en la esperanza de una mejor calidad de vida.
Datos y presupuesto
Congreso subacuático La Cooperación Técnica Belga (CTB) coordina actualmente con la Unesco la realización del Congreso Internacional de Arqueología Subacuática en Copacabana, que se llevará cabo en julio de este año.
Exposición Asimismo, se está organizando la exposición conmemorando los 50 años de la visita del explorador francés Jacques-Yves Cousteau a Bolivia.
Presupuesto El Reino de Bélgica asignó un millón y medio de euros para la realización del Proyecto del Lago. La contraparte local aportó con 768.252,68 bolivianos.
Contacto La oficina de la CTB en Copacabana está en la avenida 6 de Agosto y 16 de Julio, plaza Sucre. El número para saber más sobre los emprendimientos es 71566110. Por su parte, la Red Apthapi trabaja con 50 emprendimientos y su página web: www.titicacaturismo.com
“Decidimos optar por el turismo comunitario porque ya no tenemos más terrenos para ampliar nuestros cultivos”.
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