Don Francisco Nina Turco está sentado en la puerta de su casa, donde está su negocio: una tienda de películas grabadas en DVD y blu-rays, ubicada en la avenida principal de Cota Cota, uno de los barrios de la zona Sur. Hace 48 años, cuando llegó a vivir al lugar (en 1968), la ubicación de su casa no era para nada atractiva, como lo es ahora. No le importaba porque su oficio no lo demandaba: la carpintería.
"Todo esto era tierra y había barrancos por aquí y por allá. No había esta avenida. Este lugar era una chacra, un sembradío de choclos, locotos y de otras verduras. Ahora esto es como El Prado”, dice sonriendo el hombre de 69 años mientras disfruta de los rayos del sol que inundan plenamente la amplia avenida principal de Cota Cota, José Muñoz Reyes, que hoy es el paso obligado a otras zonas, como Chasquipampa, Ovejuyo y al municipio de Palca.
Su vecina Mónica Pantani llegó a la zona unos 20 años después, en la década de los años 80. Sus recuerdos de la zona son similares. "Era una chacra donde había vacas y todo era tierra”, dice la mujer.
"Por acá vivían muchas lecheras que en la mañanita ordeñaban sus vacas y luego bajaban a vender la leche hasta Calacoto, Obrajes. Algunas llegaban hasta el centro de La Paz”, añade Mónica que aprovecha el tiempo que le da su negocio (un taller de reparación y lavado de vehículos) para refregar la ropa de sus hijos.
El fundo de los Patiño
"Hasta antes de la Revolución de 1952 esto era uno de los fundos de los Patiño. Aquí vivieron Julio, Luis y Raúl Patiño, que después del 52 repartieron sus tierras a sus trabajadores. Cuando yo llegué a la zona, la tierra todavía era de esos trabajadores, que ya se han muerto”, cuenta Francisco.
Todavía recuerda a esos propietarios: Pedro Centeno, Santiago Manríquez, Justo Mamani, Cruz López, Gabino Villa, que se abocaron a la lechería.
Con el tiempo, los dueños de las tierras de Cota Cota decidieron vender sus propiedades. "Vendieron para comprarse movilidades, primero camiones, luego minibuses. Ahora hay muy pocos propietarios”, dice José Toco, otro de los vecinos más antiguos de Cota Cota.
"Fue poco a poco. Primero vendieron lo de abajo, luego lo de arriba. Después vendieron lo de Chasquipampa, Ovejuyo y Apaña y ahora está más arriba”, añade Mónica Pantani.
Convocatorias con petardos
En la década de los años 80, en la zona de Cota Cota las casas eran tan escasas que los vecinos, para reunirse, tenían que hacer estallar petardos.
"Así nos comunicábamos, porque estábamos muy alejados”, recuerda otra vecina, doña Benigna.
Es que entonces los vecinos tenían que organizarse con frecuencia para pedir a la atención de las autoridades. No contaban con servicios básicos ni con transporte.
"Sólo llegaba el colectivo 21, su parada en la 30, que entonces ahí era la tranca ”, dice Benigna.
La mujer recuerda que el aguatero pasaba una vez por semana por la zona, dejando a cada familia dos turriles de agua. "Con eso teníamos que cocinar, lavar ropa, bañarnos. Cuando no venía el aguatero teníamos que esperar la lluvia”, rememora.
Esa organización les sirvió también para orientar el carácter comercial que hoy tiene Cota Cota. "A medida que la gente iba poblando más la zona Sur, venían a preguntar aquí por servicios, de mecánica para autos, por ejemplo.
Entonces hablábamos sobre eso y decidíamos que debíamos poner esos negocios. Por eso esta calle de Cota Cota es como la Landaeta de La Paz, llena de mecánicos”, afirma Mónica Pantani.
Adolfo Flores, que lleva varios años conduciendo un radiotaxi que presta servicios por toda la zona Sur, vio cómo Cota Cota fue creciendo y aún es testigo del interés que el lugar despierta en los "compradores de terrenos”.
"Mucha gente pregunta por terrenos en Cota Cota, pero ya no hay nada para comprar”, dice.
"Por aquí vive y ha vivido gente bien importante. El expresidente Jaime Paz Zamora vivía por la calle 32.
También vive aquí el exministro de Educación Enrique Ipiña. El compadre Paco tenía su casa en Cota Cota”, añade Adolfo mientras recorre con su vehículo la avenida principal de la zona llena de negocios: tiendas de barrios, almacenes, ferreterías, talleres de mecánica, bancos y otros.
"Nos bañábamos en la laguna”
Alejandra nació en el Guanay, pero en la década de los años 80 migró a la ciudad de La Paz. Se instaló en la zona de Cota Cota, que entonces "no tenía avenidas asfaltadas y todo estaba lleno de tierra”.
Puso una tienda en la avenida principal José Muñoz Reyes, desde donde vio crecer su zona. Su negocio está a pasos de la laguna de Cota Cota, el principal atractivo de la zona.
"Nosotros entrábamos a la laguna de bañarnos y hasta a lavar ropa, pero ahora ya no se puede entrar libremente”, recuerda la vecina.
"Esto era bien tranquilo, no había bulla, pero ahora todo el día circulan las movilidades. Como es subida, los motores suenan muy fuerte, ya no se puede descansar”, continúa.
Es que Cota Cota no sólo está llena de negocios. En la zona se encuentran carreras de la Universidad Mayor de San Andrés y el Museo Nacional de Historia Natural, lo que incrementa la circulación vehicular.
Y cuando llega el 24 de septiembre, el Día de Virgen de La Merced, la avenida principal de la zona se convierte en el escenario por donde decenas de comparsas folklóricas marcan el paso al son de bulliciosas bandas que irrumpen en la cotidianidad de los vecinos.
Los bailarines recorren la avenida José Muñoz Reyes, desde la calle 33, donde está el templo del lugar. Desde ahí emprenden el baile hasta Chasquipampa.
"Todo esto era tierra y había barrancos por aquí y por allá. No había esta avenida. Este lugar era una chacra, un sembradío de choclos, locotos y de otras verduras. Ahora esto es como El Prado”, dice sonriendo el hombre de 69 años mientras disfruta de los rayos del sol que inundan plenamente la amplia avenida principal de Cota Cota, José Muñoz Reyes, que hoy es el paso obligado a otras zonas, como Chasquipampa, Ovejuyo y al municipio de Palca.
Su vecina Mónica Pantani llegó a la zona unos 20 años después, en la década de los años 80. Sus recuerdos de la zona son similares. "Era una chacra donde había vacas y todo era tierra”, dice la mujer.
"Por acá vivían muchas lecheras que en la mañanita ordeñaban sus vacas y luego bajaban a vender la leche hasta Calacoto, Obrajes. Algunas llegaban hasta el centro de La Paz”, añade Mónica que aprovecha el tiempo que le da su negocio (un taller de reparación y lavado de vehículos) para refregar la ropa de sus hijos.
El fundo de los Patiño
"Hasta antes de la Revolución de 1952 esto era uno de los fundos de los Patiño. Aquí vivieron Julio, Luis y Raúl Patiño, que después del 52 repartieron sus tierras a sus trabajadores. Cuando yo llegué a la zona, la tierra todavía era de esos trabajadores, que ya se han muerto”, cuenta Francisco.
Todavía recuerda a esos propietarios: Pedro Centeno, Santiago Manríquez, Justo Mamani, Cruz López, Gabino Villa, que se abocaron a la lechería.
Con el tiempo, los dueños de las tierras de Cota Cota decidieron vender sus propiedades. "Vendieron para comprarse movilidades, primero camiones, luego minibuses. Ahora hay muy pocos propietarios”, dice José Toco, otro de los vecinos más antiguos de Cota Cota.
"Fue poco a poco. Primero vendieron lo de abajo, luego lo de arriba. Después vendieron lo de Chasquipampa, Ovejuyo y Apaña y ahora está más arriba”, añade Mónica Pantani.
Convocatorias con petardos
En la década de los años 80, en la zona de Cota Cota las casas eran tan escasas que los vecinos, para reunirse, tenían que hacer estallar petardos.
"Así nos comunicábamos, porque estábamos muy alejados”, recuerda otra vecina, doña Benigna.
Es que entonces los vecinos tenían que organizarse con frecuencia para pedir a la atención de las autoridades. No contaban con servicios básicos ni con transporte.
"Sólo llegaba el colectivo 21, su parada en la 30, que entonces ahí era la tranca ”, dice Benigna.
La mujer recuerda que el aguatero pasaba una vez por semana por la zona, dejando a cada familia dos turriles de agua. "Con eso teníamos que cocinar, lavar ropa, bañarnos. Cuando no venía el aguatero teníamos que esperar la lluvia”, rememora.
Esa organización les sirvió también para orientar el carácter comercial que hoy tiene Cota Cota. "A medida que la gente iba poblando más la zona Sur, venían a preguntar aquí por servicios, de mecánica para autos, por ejemplo.
Entonces hablábamos sobre eso y decidíamos que debíamos poner esos negocios. Por eso esta calle de Cota Cota es como la Landaeta de La Paz, llena de mecánicos”, afirma Mónica Pantani.
Adolfo Flores, que lleva varios años conduciendo un radiotaxi que presta servicios por toda la zona Sur, vio cómo Cota Cota fue creciendo y aún es testigo del interés que el lugar despierta en los "compradores de terrenos”.
"Mucha gente pregunta por terrenos en Cota Cota, pero ya no hay nada para comprar”, dice.
"Por aquí vive y ha vivido gente bien importante. El expresidente Jaime Paz Zamora vivía por la calle 32.
También vive aquí el exministro de Educación Enrique Ipiña. El compadre Paco tenía su casa en Cota Cota”, añade Adolfo mientras recorre con su vehículo la avenida principal de la zona llena de negocios: tiendas de barrios, almacenes, ferreterías, talleres de mecánica, bancos y otros.
"Nos bañábamos en la laguna”
Alejandra nació en el Guanay, pero en la década de los años 80 migró a la ciudad de La Paz. Se instaló en la zona de Cota Cota, que entonces "no tenía avenidas asfaltadas y todo estaba lleno de tierra”.
Puso una tienda en la avenida principal José Muñoz Reyes, desde donde vio crecer su zona. Su negocio está a pasos de la laguna de Cota Cota, el principal atractivo de la zona.
"Nosotros entrábamos a la laguna de bañarnos y hasta a lavar ropa, pero ahora ya no se puede entrar libremente”, recuerda la vecina.
"Esto era bien tranquilo, no había bulla, pero ahora todo el día circulan las movilidades. Como es subida, los motores suenan muy fuerte, ya no se puede descansar”, continúa.
Es que Cota Cota no sólo está llena de negocios. En la zona se encuentran carreras de la Universidad Mayor de San Andrés y el Museo Nacional de Historia Natural, lo que incrementa la circulación vehicular.
Y cuando llega el 24 de septiembre, el Día de Virgen de La Merced, la avenida principal de la zona se convierte en el escenario por donde decenas de comparsas folklóricas marcan el paso al son de bulliciosas bandas que irrumpen en la cotidianidad de los vecinos.
Los bailarines recorren la avenida José Muñoz Reyes, desde la calle 33, donde está el templo del lugar. Desde ahí emprenden el baile hasta Chasquipampa.
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