El río Tuichi tiene un encanto particular. No sólo por los bellos paisajes que se aprecian a lo largo de este sendero de agua, sino también por las curiosas historias que los lugareños relatan durante las casi dos horas de paseo en bote, hasta llegar al Parque Nacional Madidi.
Una brisa fresca aplaca el sofocante ambiente -21 grados centígrados- mientras navegamos por el río beniano de 265 kilómetros de longitud. Las lanchas a motor son el mejor transporte para este tipo de expedición, aunque muchos comunarios prefieren salir a pescar sábalo o pacú en botes con remos.
No deja de llamar la atención el hotel Jatauba Lodge, propiedad del ex prefecto de La Paz Luis Alberto Chito Valle, que está a orillas del río, deteriorado y abandonado.
Este río también se caracteriza por tener un caudal peligroso. Se dice que en épocas de lluvia se forman remolinos tan grandes que hicieron desaparecer a muchas embarcaciones.
La imponente formación natural de El Bala se distingue a lo lejos. El nombre se debe al hueco formado en la parte superior de la montaña, donde se dice que hay tesoros de culturas pre-incaicas.
En el trayecto encontramos la figura de una serpiente de tres cabezas tallada en una piedra. Cuenta la leyenda que en ese sector hay una anaconda que se come a los navegantes.
La tranquilidad de las aguas y el florido paisaje hacen de este viaje un momento inolvidable que perdura y cautiva.
Una brisa fresca aplaca el sofocante ambiente -21 grados centígrados- mientras navegamos por el río beniano de 265 kilómetros de longitud. Las lanchas a motor son el mejor transporte para este tipo de expedición, aunque muchos comunarios prefieren salir a pescar sábalo o pacú en botes con remos.
No deja de llamar la atención el hotel Jatauba Lodge, propiedad del ex prefecto de La Paz Luis Alberto Chito Valle, que está a orillas del río, deteriorado y abandonado.
Este río también se caracteriza por tener un caudal peligroso. Se dice que en épocas de lluvia se forman remolinos tan grandes que hicieron desaparecer a muchas embarcaciones.
La imponente formación natural de El Bala se distingue a lo lejos. El nombre se debe al hueco formado en la parte superior de la montaña, donde se dice que hay tesoros de culturas pre-incaicas.
En el trayecto encontramos la figura de una serpiente de tres cabezas tallada en una piedra. Cuenta la leyenda que en ese sector hay una anaconda que se come a los navegantes.
La tranquilidad de las aguas y el florido paisaje hacen de este viaje un momento inolvidable que perdura y cautiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario