sábado, 21 de mayo de 2016

Potosí perdería título de “Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad”

Cerro rico de Potosí
Debido a la actividad minera incontrolada en el Cerro Rico, a pesar de su comprobada inestabilidad, el 17 de junio de 2014 el Comité del Patrimonio Mundial inscribió a Potosí en su Lista de Patrimonio Mundial en Peligro. Desde entonces, poco se ha hecho para salir de la “lista negra de la Unesco”, hecho que fue denunciado por cívicos en los últimos días.

El Comité de Defensa del Patrimonio de Potosí se volvió a reunir el pasado marzo para reorganizar la institución y analizar la condición y situación del peligro de perder el título de ciudad patrimonial.

En tanto, el consejo consultivo del Comité Civico Potosinista (Comcipo), en abril propuso una marcha de protesta para la preservación morfológica y estructural del Cerro Rico.

Los representantes de instituciones afiliadas a Comcipo lamentaron que el ministro de Minería y Metalurgia, César Navarro, haya incumplido su compromiso de reubicar a otros yacimientos mineros a las secciones de cooperativistas mineras que a la fecha desarrollaron sus actividades diarias por encima de la cota 4.400 de este patrimonio de la humanidad.

INTENTOS DE RELLENO

Hubo varios intentos por rellenar los hundimientos del Cerro Rico que aparentemente no son efectivos.

Técnicos se propusieron desarrollar una segunda fase con relleno seco para preservar la montaña de plata, cuyos trabajos están a cargo de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol).

También se intentó colmar el boquete de 22 metros de diámetro y 20 de profundidad que se hundió en la cima cónica de la montaña: se elaboró una cubierta para la cúspide, luego se empleó hormigón alivianado y, después, se utilizó relleno seco. Pero ninguno de los tres métodos, en los que se invirtieron millones de bolivianos, dieron resultados positivos.

Ante la evidente inestabilidad del Cerro, la carrera de Ingeniería Geológica de la Universidad Autónoma Tomás Frías criticó las tres intervenciones y recordó que en el pasado se había advertido sobre el esfuerzo inútil que se haría, pero nadie escuchó sugerencias.

UNESCO ADVIERTE POR DESCUIDO

En artículo publicado por BBC ciencia en junio de 2015 se advirtió que ocho sitios Patrimonio de la Humanidad están en peligro de perder su título en América Latina.

De Potosí se dice que Potosí fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, el primer reconocimiento oficial que hizo esta organización internacional en Bolivia.

Pero en junio de 2014 la incluyó en la lista de Patrimonio de la Humanidad en peligro, debido a la actividad minera incontrolada que tiene lugar en el Cerro Rico y que, según la organización, podría degradar el sitio a pesar de toda la normativa que la protege y los planes de rehabilitación y reconstrucción llevados a cabo.

DATOS

Los sitios mencionados por la Unesco como candidatos a perder sus títulos de Patrimonio de la Humanidad en América Latina son:

- Arrecife de Belice: Región costera de Belice, que se extiende desde el límite con México en el norte hasta la frontera con Guatemala en el sur.

- Ciudad de Potosí (Bolivia): Una Ciudad Imperial tras la visita de Francisco de Toledo, el quinto virrey de Perú, en 1572.

- Oficinas salitreras (Chile): A partir de la primera mitad del siglo XIX miles de chilenos, bolivianos y peruanos vivieron y trabajaron en el remoto desierto de la Pampa, uno de los lugares más áridos del planeta.

- Parque Nacional de los Katíos (Colombia): Situado al noroeste de Colombia, el Parque Natural Nacional de los Katíos se extiende por unas 72.000 hectareas .

- Reserva de Río Plátano (Honduras)Ubicada en la cuenca del río Plátano, en La Mosquitia, la región en la costa caribeña de Honduras.

- Portobelo y San Lorenzo (Panamá): Estas fortificaciones de la costa caribeña de Panamá “son un espléndido ejemplo de la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII.

- Zona arqueológica de Chan Chan (Perú): Ciudad precolombina de adobe.

- Coro y su puerto (Venezuela) : Ciudad capital del municipio Miranda y del estado Falcón, en el occidente del país.

jueves, 19 de mayo de 2016

Parque Nacional Madidi


El parque nacional conserva una de las regiones selváticas más importantes del mundo donde habitan 1.865 especies de plantas y 867 especies de aves, 156 especies de mamíferos, 84 especies de anfibios, 71 especies de reptiles y 192 especies de peces. Muchos científicos coinciden que dentro del parque hay muchas especies que todavía no fueron descubiertas.



Ubicación

El Parque Nacional Madidi se encuentra en las provincias Abel Iturralde y Franz Tamayo, al noroeste del Departamento de La Paz.

parque madidi excursion
Excursión al Parque Madidi
Como llegar al Parque Madidi

La forma más fácil de acceder al Parque Nacional Madidi es desde la ciudad de Rurrenabaque. Desde esta ciudad se llega navegando el río Beni y el río Tuíchi.

Importante: Al parque no se puede llegar en transporte público por lo cual es necesario contratar una excursión. Dentro del parque funcionan algunos alojamientos y ecolodges que brindan excursiones de un día duración o estadías de varios días.

Opciones para llegar a poblaciones cercanas

Las dos opciones económicas de llegar a los límites del Parque Nacional Madidi desde Rurrenabaque son:

El pueblo de San Buenaventura (del otro lado del río) desde donde se llega al Estrecho de Bala, un lugar del río con paisajes muy hermosos.

El otro pueblo es Tumupasa (a 50 km.) a donde se puede llegar con transporte público desde Rurrenabaque. En esta población viven familias de diferentes etnias nativas que conservan sus tradiciones y costumbres.

Parque Madidi Tours

En el pueblo no hay hoteles pero se puede conseguir alojamiento en casas de familias. A veces con la gente del lugar se puede hacer algún paseo hasta el límite del parque.

Excursiones en el Parque Nacional Madidi

Las diferentes agencias de viajes y ecolodge ofrecen diferentes opciones en excursiones y tours.

Excursión de día completo

Tour con ida y vuelta en el día desde Rurrenabaque, incluyen la navegación por el río ingresando al Madidi, almuerzo y caminata. Las ventajas de esta excursión son menor precio que dormir en el parque, ideal para aquellos que no tengan mucho tiempo. Los contras son que gran parte del tiempo de la excursión se utiliza para llegar y regresar desde el parque, por lo cual el tiempo a veces parece no ser suficiente.

Excursiones de una o más noches

Algunas excursiones ofrecen la posibilidad de pasar la noche en un ecolodge o alojamiento dentro del parque. Estas excursiones incluyen el alojamiento con las comidas. Al dormir dentro del parque es posible realizar más caminatas y llegar por el río a lugares más lejanos (aunque no siempre es garantía de ver más animales). También se organizan actividades nocturnas para observar la fauna que tiene su actividad por la noche.

Recomendaciones para visitar el Parque Nacional Madidi

- Llevar repelente.

- Llevar capa o poncho para lluvia.

- Evitar nadar en los ríos, hay corrientes peligrosas.

- Precaución con los animales, algunos pueden atacar si se siente acorralados.

- No internarse sólo en la selva.

- Llevar agua potable.

Alojamientos y Ecolodges en el Madidi

- Chalalán Ecolodge

- Albergue San Miguel del Bala

- Madidi Jungle Ecolodge

- Sadiri Lodge

‘Tour de los lustrabotas’ en las calles de La Paz por Bs 80

‘Tour de los lustrabotas’ es un recorrido por diez puntos de la ciudad de La Paz que ofrecen los lustradores de calzados por Bs 80.  Se trata de una iniciativa del periódico El Hormigón Armado y la Fundación Arte y Culturas Bolivianas para generar ingresos que beneficien a los “lustras”, que en este caso hacen de guías turísticos, según publica hoy La Razón en su edición impresa.

El recorrido empieza en la Estación Central de la Línea Roja de Mi teleférico, rumbo a la Estación Entre Ríos, la calle Valentín Navarro, el Cementerio General, el Mercado de las Flores y el punto donde venden helados de canela y empanadas.

La séptima y octava parada llevan a la avenida Baptista y a la Tarapacá, donde están situadas las tiendas donde se comercializan invitaciones y recuerdos (souvenirs) para todo tipo de acontecimiento. La novena estación conduce al mercado Uruguay, donde se puede degustar comida, té, api (bebida a base de maíz) e incluso comprar gallinas, conejos cuy y patos. La última es la avenida Max Paredes, donde están las tiendas que ofrecen ropa de la chola paceña y mantillas fabricadas con lana de vicuña que cuesta entre Bs 450 y 21.000, según la calidad.

Ese es el recorrido los lustracalzados ofrecen por Bs 80, iniciativa que desde su lanzamiento (2011) ha convocado a unos 500 visitantes de Noruega, Japón, Francia, Bélgica y otros países que conocieron los otros rostros de la sede de gobierno. La idea de consolidar esta senda para turistas es de Jaime Villalobos, presidente de la Fundación Arte y Culturas Bolivianas.

La tarifa es por persona. “Nos ayuda económicamente; la otra vez llevé a tres turistas y gané Bs 240, que me alcanzó para pagar el alquiler de mi casa”, 

sábado, 14 de mayo de 2016

Cota Cota, el fundo que se convirtió en una zona residencial

Don Francisco Nina Turco está sentado en la puerta de su casa, donde está su negocio: una tienda de películas grabadas en   DVD y blu-rays, ubicada  en la avenida principal  de Cota Cota, uno de los barrios de la zona Sur. Hace 48 años, cuando llegó a vivir al lugar (en 1968), la ubicación de su casa no era para nada atractiva, como lo es ahora. No le importaba porque su oficio no  lo demandaba: la carpintería.

"Todo esto era tierra y había barrancos por aquí   y por allá. No había esta avenida. Este lugar era una chacra, un sembradío de choclos, locotos y  de otras verduras. Ahora esto es como El Prado”, dice sonriendo el hombre de 69 años mientras disfruta de los rayos del sol que inundan plenamente la amplia avenida principal de Cota Cota, José Muñoz Reyes, que hoy es el paso  obligado a otras zonas, como Chasquipampa, Ovejuyo y al municipio de Palca.

Su vecina Mónica Pantani llegó a la zona unos 20 años después, en la década de los años 80. Sus recuerdos de la zona son similares. "Era una chacra donde había vacas y todo era tierra”, dice la mujer.

"Por acá vivían muchas lecheras que en la mañanita ordeñaban sus vacas y luego bajaban a vender la leche hasta Calacoto, Obrajes. Algunas llegaban hasta el centro de La Paz”, añade Mónica que aprovecha el tiempo que le da su negocio (un taller de reparación y lavado de vehículos) para refregar la ropa de sus hijos.

El fundo de los Patiño

"Hasta antes de la Revolución de 1952 esto era uno de los fundos de los Patiño.  Aquí vivieron Julio,  Luis y Raúl Patiño, que después del 52 repartieron sus tierras a sus trabajadores. Cuando yo llegué a la zona,  la tierra todavía era de esos trabajadores, que ya se han muerto”, cuenta Francisco.

Todavía recuerda a esos propietarios: Pedro Centeno, Santiago Manríquez, Justo Mamani, Cruz López, Gabino Villa, que se abocaron a la lechería.

Con el tiempo, los dueños de las tierras de Cota Cota decidieron vender sus propiedades. "Vendieron para comprarse movilidades, primero camiones, luego minibuses. Ahora hay muy pocos propietarios”, dice José Toco, otro de los vecinos más antiguos de Cota Cota.

"Fue poco a poco. Primero vendieron lo de abajo, luego lo de arriba. Después vendieron lo de Chasquipampa, Ovejuyo y Apaña y ahora está más arriba”, añade Mónica Pantani.

Convocatorias con  petardos

En la década de los años 80, en la zona de Cota Cota las casas eran tan escasas que los vecinos, para reunirse, tenían que hacer estallar petardos.

"Así nos comunicábamos, porque estábamos muy alejados”, recuerda otra vecina, doña  Benigna.

Es que entonces los vecinos   tenían que organizarse con frecuencia para pedir a la atención de las autoridades. No contaban con servicios básicos ni con transporte.

"Sólo llegaba el colectivo 21, su parada en  la 30, que entonces ahí era la tranca ”, dice Benigna.

La mujer recuerda que el aguatero pasaba una vez por semana por la zona, dejando a cada familia dos turriles de agua. "Con eso teníamos que cocinar, lavar ropa, bañarnos. Cuando no venía el aguatero teníamos que esperar la lluvia”, rememora.

Esa organización les sirvió también para orientar el carácter comercial que hoy tiene Cota Cota. "A medida que la gente iba poblando más la zona Sur,  venían a preguntar aquí por servicios, de mecánica para autos, por ejemplo.

Entonces hablábamos sobre eso y decidíamos que debíamos poner esos negocios. Por eso esta calle de Cota Cota es como la Landaeta de La Paz, llena de mecánicos”, afirma Mónica Pantani.

Adolfo Flores, que lleva varios años conduciendo un radiotaxi que presta servicios por toda la zona Sur, vio cómo Cota Cota fue creciendo y aún es testigo del interés que el lugar despierta en los "compradores de terrenos”.

"Mucha gente pregunta por terrenos en Cota Cota, pero ya no hay nada para comprar”, dice.

"Por aquí vive y ha vivido gente bien importante. El expresidente Jaime Paz Zamora   vivía por la calle 32.

También vive aquí el exministro de Educación Enrique Ipiña. El compadre Paco tenía su casa en Cota Cota”, añade Adolfo mientras recorre con su vehículo la avenida principal de la zona llena de negocios: tiendas de barrios, almacenes, ferreterías, talleres de mecánica, bancos y otros.

"Nos bañábamos en la laguna”

Alejandra nació en el Guanay, pero en la década de  los años 80 migró a la ciudad de La Paz. Se instaló en la zona de Cota Cota, que entonces "no tenía avenidas asfaltadas y todo estaba lleno de tierra”.

Puso una tienda en la avenida principal José Muñoz Reyes, desde donde vio crecer su zona. Su negocio está a pasos de la laguna de Cota Cota, el principal atractivo  de la zona.

"Nosotros entrábamos a la laguna de bañarnos y hasta a lavar ropa, pero ahora  ya no se puede entrar libremente”, recuerda la vecina.

"Esto era bien tranquilo, no había bulla, pero ahora todo el día circulan las movilidades. Como es subida,  los motores suenan muy fuerte, ya no se puede descansar”, continúa.

Es que Cota Cota no sólo está llena de negocios. En la zona se encuentran carreras de la Universidad Mayor de San Andrés y el Museo Nacional de Historia Natural, lo que incrementa la circulación vehicular.

Y cuando llega el 24  de septiembre, el Día de Virgen de La Merced,  la avenida principal  de la zona se convierte en el  escenario por donde  decenas de comparsas folklóricas marcan el paso al son de bulliciosas bandas que irrumpen en la cotidianidad de los vecinos.

Los bailarines recorren la avenida José Muñoz Reyes, desde la calle 33, donde está el templo del lugar. Desde ahí emprenden  el baile hasta Chasquipampa.

domingo, 1 de mayo de 2016

Río Apere: Estación Mercedes

En las riberas del río Apere parecen conectarse los cuatro elementos de la naturaleza en sabia cofradía. El agua de sus fluidos, el aire como la brisa fresca, la tierra y su cable a la vida, y el fuego como ardiente clima de insolación. Es la Amazonía boliviana, noreste del país, donde una nueva ruta turística busca promover el encanto por la aventura en el paisaje aún silvestre del serpenteante raudal que une las provincias de Yacuma y Moxos, territorio del departamento de Beni.

Llegar no es fácil. Desde la capital beniana, Trinidad, parten los típicos taxis aéreos hacia San Ignacio de Moxos, a 88 kilómetros, en un viaje que dura alrededor de 20 minutos. Luego el traslado en vehículo hasta Puerto San Borja, donde empieza la hazaña a bordo de lanchas que atraviesan el río cercado por enormes árboles, en un viaje rápido a la vez de placentero. “Este proyecto de turismo comunitario nació por iniciativa del Estado boliviano y está distribuido en ocho comunidades ribereñas: San Antonio del Pallar, Santa Rosa del Apere, San Miguel del Apere, Puerto San Borja, Las Mercedes del Apere, San Pedro del Apere, El Perú río Apere y Desengaño”, explica Joaquín Rodas, viceministro de Turismo, beniano de nacimiento y por ende, un conocedor del lugar y su tradición.

Desde la época de la conquista española, Moxos fue considerado un emporio de riquezas. Y por ello, el recorrido por el río de cerca de 500 kilómetros de longitud que desemboca en el Mamoré, fue identificado como potencial destino turístico, el cual permitirá el progreso de las comunidades colindantes, preservando su identidad y también su cultura.

Las Mercedes del Apere es una de las paradas más visitadas en este itinerario de viaje náutico. A dos horas del traslado en lancha desde Puerto San Borja, la comunidad es un diagramado de casas de madera con techos de hojas de motacú y enormes ventanales, para la circulación del aire. El calor sofoca y los refrescos naturales, como el de caldo de caña, son el elixir en plena selva amazónica. Al centro de la comunidad, una cancha con el pasto más envidiable es testimonio de que allí se juegan verdaderas contiendas futboleras. Lo asegura Adhemar Mole (39), quien es el segundo cacique de la comunidad además de jugador e hincha del club deportivo Mercedes, de uniforme azul.



La historia de esta autoridad es en parte la genealogía del poblado. Nacido en el seno de una familia numerosa, sus primeras vivencias guardan la pureza de los contextos de naturaleza bucólica. Sin energía eléctrica que era suplida por velas de cebo, sin agua potable, sin catres sino más bien “chapapas” (hechas de madera y cuero de res), su mundo antaño era lo más cercano a lo primigenio. De niño acompañaba a su padre a cazar y pescar; los terruños de Las Mercedes del Apere albergan al llamado localmente “puerco de tropa” (chancho de monte) y sus ríos son el hábitat natural de especies como surubí, pacú, palometa, sábalo, yayú, blanquillo y samapi, entre otras.

Después de culminar sus estudios de primaria, Adhemar se vio en la necesidad, como muchos de los de su generación, de migrar hacia otras poblaciones donde continuar su formación secundaria. Entonces el futuro cacique eligió San Ignacio de Moxos, y tras seis años de radicatoria en que logró el bachillerato, retornó a su comunidad para dar clases a niños y también adultos.   Es en las aulas de la Unidad Educativa Las Mercedes donde enseña parte de la historia de su comunidad. “Nosotros tenemos gran influencia de la cultura movima. Además de la caza y la pesca, la gran herencia de ellos es la elaboración del masaco (foto cuadro derecha)”, señala Adhemar. También nombra al chivé, preparado a base de harina de yuca, como otra de las tradiciones infaltables en la mesa de la comunidad. “Los sembradíos principales de las chacras son la yuca, el maíz, el arroz y el plátano; además se cultiva caña de azúcar, frijol y sandía. Las toronjas crecen solas”, sonríe el guía-historiador-autoridad.

Cosmovisión

Entre los habitantes de la comunidad sigue vigente el respeto a la naturaleza y a los animales, una cosmovisión que convive con las creencias cristianas que influyen de gran manera entre la población. Los médicos tradicionales o curanderos tienen a la mano innumerables plantas medicinales y son los encargados de la atención de enfermos. Por ejemplo, una de las habituales plantas en los jardines “mercedianos”, la jipi japa, sirve para paliar y curar las más diversas infecciones.

Pero además de los arbustos sanativos, también se encuentran diversos frutos con los cuales refrescar el suplicio de las altas temperaturas: tamarindo, achachairú, coco, además de las enormes toronjas. Para el consumo de esta última, los lugareños sacuden la copa del árbol que ve caer el fruto, desplegando una técnica sin igual para saborearlo: luego de pelarlo, cercenan uno de sus polos y realizan una pequeña incisión al interior de la pulpa, de manera de aprovechar hasta la última gota de jugo. Como beber de una gran tutuma (fruto cuya dura cáscara sirve de recipiente). Por otro lado, entre las artesanías que aquí se elaboran destacan los trenzados de esteras de jatata y de totora, con figuras que realizan las mujeres, además de tejidos en hilo de algodón. Los hombres trabajan la madera, fabrican grandes canoas, carretones, ruedas de carretones, tacuses (morteros grandes para pelar arroz y machacar otros alimentos) y juguetes para niños.





La comunidad también cuenta con una laguna artificial como criadero de peces; el preferido sin dudas el pacú, que habita la gran alberca de 25 metros de ancho por 50 de largo en un número que sobrepasa el millar. “No vendemos lo que producimos, simplemente es para el consumo de los comunarios”, explica el segundo cacique. “Ahora, si en algún momento se decide la comercialización sin perjuicio, debe ser por decisión de las comunidades y de una manera que sea sostenible”, agrega.

En esta población hay seis pozas para la pesca y también dos cañales, que se definen como aquellos terrenos dedicados al cultivo y cosecha de caña para producir empanizao, miel y azúcar, a través de métodos tradicionales. “Las Mercedes del Apere es muy dinámica por su actividad económica; en su tiempo fue el paso obligado para acceder a Santa Ana del Yacuma (capital de la provincia Yacuma), logrando la producción de caña”, afirma la autoridad comunaria.

Para el Viceministro de Turismo, la riqueza de la visita consiste en apreciar “cómo las comunidades aún conservan una tradición cultural ancestral, reflejada en la elaboración de artesanías, danza, música y gastronomía”.

Cada 24 de septiembre, el pueblo celebra su aniversario con diversas actividades, entre ellas la entrada folklórica por sus calles de tierra, que culmina por la noche con una velada artístico-cultural en la unidad educativa, la cual reúne a gente de distintas generaciones.

“Los chicos presentan números de danza, declaman poesía, algunos cantan, cuentan chistes y hasta presentan obras de teatro”. Adhemar dice que el broche de oro de la jornada se vive con la elección de la Miss Mercedes. “Es una fiesta completa donde las chicas se presentan en traje deportivo, vestido de gala, y un atuendo típico confeccionado por ellas mismas en base a plantas y semillas típicas de esta región”. En los últimos meses, el paisaje de Las Mercedes ha empezado a exponer algunas antenas satelitales; ello, más la promesa de una pronta instalación de telefonía celular e internet de parte de autoridades nacionales, avizora un panorama nunca percibido entre los habitantes de esta aldea paradisíaca. “Yo entiendo que el progreso viene con todo esto; pero hay algo que está empezando a cambiar y eso lo notamos entre nuestros jóvenes”, dice Adhemar. Todo empezó con la llegada de la energía eléctrica hace poco menos de un año.

Con ella arribaron los primeros aparatos de televisión con DVD incluido. Y desde ahí, algunos hábitos empezaron a modificarse entre los lugareños. “Era tal la expectativa que algunos ya contaban con todo el aparato, listos para encenderlo apenas instalaran la electricidad. Ahora nos damos cuenta de que muchos de nuestros hijos, incluso nuestras esposas, han creado una adicción a los programas de Tv, como las telenovelas. Los chicos han dejado de salir de sus casas para jugar, prefieren ver videos musicales; no quiero imaginar el momento en que llegue la señal para el celular”, confiesa muy pensativo el cacique mercediano.

Leyendas

Entre la diversidad de mitos sobre el amazonas beniano, destaca la del Cristo de Oro de Moxos, que relata la existencia de una efigie de oro, del tamaño de un hombre normal, en el fondo de una laguna no identificada. Una historia similar a la famosa leyenda del Dorado en Colombia. O la del bufeo o “delfín del río”, del que la tradición oral sostiene que se convierte en hombre para seducir a mujeres jóvenes. Solo una muestra entre otros tantos mitos que se transmiten por generaciones. Y es que la tierra que habita Adhemar y los suyos está llena de embrujo y templanza.

“La iniciativa de impulsar este destino surge además con el propósito de que las comunidades progresen a través del turismo, pero preservando su identidad y su riquísima cultura”, dice el viceministro Rodas sobre el proyecto promovido por el Estado Plurinacional a través de los ministerios de la Presidencia y de Culturas y Turismo, de la Gobernación del Beni, Boltur y los empresarios privados por medio de AXS Bolivia.

La noche empieza a caer en Las Mercedes. Ancianos, adultos y niños se reúnen en una de las cabañas con ventilador a compartir lo que tienen para la cena, mientras disfrutan de una película en formato DVD. Afuera, el calor y los mosquitos arrecian. Y de fondo, el río.

Los movimas

En las orillas del río Apere habitan principalmente las culturas movima, moxeño-ignaciano y moxeño-trinitario. “La mayoría de las familias son movima”, explica el segundo cacique de Las Mercedes de Apere, Adhemar Mole.

Los movima eran un pueblo muy numeroso. Tradicionalmente, su territorio se extendía desde los márgenes del río Mamoré hasta la zona de San Borja, y al este hasta los lugares ocupados por los kayuvaba. El primero que tuvo contacto con la etnia fue el padre Gregorio de Bolívar, quien se encontró con ellos el año 1621.

A inicios del siglo XVIII, el padre Altamirano los vuelve a contactar, dando cuenta de la existencia de unos 20.000 indígenas que se encontraban en “80 poblaciones pequeñas”. La primera Misión entre los movima fue la de San Lorenzo, fundada por el padre Baltasar Espinoza en 1708; a esta fundación siguieron las de San Luis, San Pablo, San Borja y Reyes. Cuando el padre Altamirano fue muerto por los movima, se abandonó la Misión, que fue trasladada a Santa Ana de Yacuma y fundada de nuevo bajo este nombre. En los años 30 del siglo XIX, Alcides D'Orbigny encontró a los movima expandidos en el centro de Beni, colindando con los pueblos kayuvaba al norte, kanichana al este, y los mojeños al sur y sureste.

Rafting a través del río Coroico



En determinado momento, el bote de goma no depende de la fuerza ni de la habilidad de los guías ni tampoco de las personas que reman en las aguas caudalosas, sino del capricho de la corriente del río Coroico. Y si bien en ciertas circunstancias el remolino amenaza con dar vuelta la embarcación, no hay motivos para temer. La adrenalina de una jornada de rafting puede más que el miedo.

La empresa Turismo Extremo y el grupo Fuera de Ruta - Adrenalina y Rescate son los encargados de dar vida al Rafting Yungas, una actividad recreativa de descenso en balsa a través del río Coroico, aventura que, además de ofrecer una jornada de divertimento, introduce a los cursos de rescatismo en ríos de montaña.

Richard Ilimuri, director de Fuera de Ruta, ha crecido nadando en su natal Santa Ana del Yacuma, en el departamento de Beni. Gracias a ese conocimiento y a partir de 1993, mediante un emprendimiento familiar, comenzó a trabajar como guía de turismo principalmente en incursiones por los ríos Coroico, Pongo, Kaka, Mapiri y Beni.

Sin embargo, un accidente en 1998 cambió su vida. Fue cuando el bote en el que navegaban sus familiares se volcó con final trágico. “Lo más duro que me pasó en la vida fue hacer el rescate”, recuerda. Desde ese momento se alejó 10 años de la práctica de natación en los afluentes, y en lugar de ello se capacitó en el exterior, en rafting, primeros auxilios, seguridad y rescate en ríos de montaña.

Los cursos de rescate que actualmente ofrece la agencia de turismo se dividen en tres niveles: para principiantes, que se desarrolla en un día; el intermedio, que se realiza en tres, y el avanzado, que dura cinco jornadas, denominado Curso Internacional de Seguridad y Rescate en Ríos de Montaña. Para la historia de esta crónica, la comitiva se ha inscrito al paquete esencial de día completo, que incluye cuatro horas de navegación por el río Coroico, senderismo, saltos de valor desde cinco o más metros y una charla sobre primeros auxilios y rescatismo en esta clase de afluentes.

Manuel Justiniano ha formado parte del Grupo de Apoyo Civil a la Policía (Gasip) de Santa Cruz y, como parte de su preparación, conoció a Richard hace tres años en uno de sus cursos de primeros auxilios; no obstante, se quedó con las ganas de volver a la peripecia en el torrente yungueño, que se caracteriza por ser ideal para practicar rafting, deporte extremo también denominado descenso de ríos o balsismo.

Cuando todos los participantes de la aventura se encuentran dentro del agua, Richard explica de manera teórica y práctica lo que se debe hacer en caso de que una persona se esté ahogando, desde cómo transportarla a la orilla del río hasta darle respiración en caso de que sea necesario. Para la jornada extrema, la principal recomendación es no desesperarse en caso de caer del bote, primero porque cada uno de los pasajeros cuenta con un chaleco salvavidas y un casco, y porque hay guías que están en apronte ante cualquier problema. El consejo que se queda en la memoria de los excursionistas es que si se pierde el equilibrio y se sumerge en el agua, lo primero que se debe hacer es extender los brazos y las piernas como si fuera una estrella, para que el auxilio sea más fácil.

Richard pone mucho empeño en las instrucciones de autorrescate para esta jornada de rafting. “A los cinco minutos de ocurrido un accidente, si se mueve el personal de manera rápida, se puede hacer el rescate normal de heridos. Después de ese tiempo se convierte en recuperación de cuerpos”, advierte, basándose en la experiencia de haber participado en varios salvamentos en una región donde suelen darse despeñamientos de vehículos, como consecuencia de la humedad del terreno y porque la carretera continúa siendo peligrosa en algunos sectores.

Al empezar a navegar a través del río Coroico se ponen en práctica los principales comandos de navegación. La bajada es vertiginosa —a una velocidad aproximada de 15 kilómetros por hora—, como si se estuviera en un tobogán largo e irregular, así es que es mejor dejarse llevar. “Adelante”, ordena el guía cuando se pasa por sectores tranquilos; entonces los turistas toman las palas largas de aluminio que incluye la embarcación para comenzar a remar. Las otras instrucciones son “atrás”, “derecha” e “izquierda”, con el fin de evitar el choque con alguna roca o encallar en un lugar peligroso.

La emoción aumenta a medida que se recorren las aguas turbias que atraviesan gran parte de la provincia Caranavi. “Abajo”, grita Richard. Es el lugar donde se debe tener cuidado y, a la vez, donde más se disfruta de la experiencia. Sucede que se ha llegado a Las Ánimas; allí las olas son altas y la inestabilidad es constante, por lo que los pasajeros tienen que arrodillarse y ubicarse en el fondo de la embarcación.

El movimiento del bote ya no depende de la fuerza o habilidad de los guías, ni tampoco de los partícipes de esta aventura, sino del capricho del río. El agua entra por todos lados, mientras la barca da media vuelta y desciende por su lado opuesto.

De esa manera se vive la emoción de bajar por el río, hazaña dominada por guías de mucha experiencia y por aventureros que se esfuerzan por luchar contra la furia del líquido elemento, con el remo como única arma, rodeados por cerros verdes, un cielo azul de escasas nubes y el sol que brilla para los navegantes.

Cuando las aguas se amansan y se tiene que volver a remar, en ese momento los expedicionarios se dan cuenta de que están rodeados de rocas y piedras que han caído como consecuencia de la construcción de la carretera Santa Bárbara-Caranavi-Quiquibey, tarea que fue suspendida por la rescisión de contrato con la sociedad Accidental Argentina Bolivia (Arbol) en 2015.

Los 30 kilómetros de recorrido, que transcurren por Las Ánimas, Puente León y la Cascada de los Ángeles, concluyen con un playón, donde se lleva a cabo la otra parte de la aventura extrema. El nombre es sugerente, pero eso no amilana a los visitantes. Después de caminar unos minutos a través de la selva paradisíaca y poco visitada, se llega a donde se pone a prueba la valentía de quienes pasan los cursos de rescatismo: la Cascada del Diablo.

En el curso avanzado de rescatismo, los participantes practican en ese lugar rapel y salto de confianza, es decir que brincan desde caídas de agua de 15 metros o desde la Cascada del Diablo, que tiene una altura de al menos 25 metros.

Juan Salazar también ha crecido rodeado de ríos, en la localidad de Alcoche (en el municipio de Caranavi) y, al igual que Richard, es conocedor de la selva y los afluentes de la región. Es él quien da el ejemplo al escalar la roca resbalosa, con un poco de vegetación que ayuda a sostenerse, y llegar a la cascada de 15 metros, desde donde salta como si fuera cosa de rutina. Al ser un curso de nivel principiante, los aventureros experimentan la sensación de caer al agua desde terrazas de ocho y cinco metros de altura. “Vernos en un lugar muy alto y tomar la decisión de dar el paso hacia el vacío, hacerlo y repetirlo, ahí está el gusto”, afirma Nataly Zapata, quien equilibra sus jornadas como odontóloga con deportes extremos junto a su amiga Luz Segales, quien pese a no saber nadar se lanza desde cinco metros, más que todo por la seguridad que brindan los acompañantes. “Aunque dura unos segundos, se siente una paz total”. Los asistentes coinciden en una palabra —adrenalina— para expresar su sensación. Después de compartir la experiencia de haber visitado la caída de agua en un pequeño campamento a orillas del río, Richard da instrucciones sobre salvamento y un curso acelerado de natación en afluentes, que no es lo mismo que en piscina, por la fuerza del caudal. Los cursos avanzados de rescatismo en ríos de montaña, que se llevan a cabo una vez al año, son recomendados para guías de turismo, montañistas, alpinistas, profesores de educación física, kayakistas, rescatistas, salvavidas, policías, buzos, bomberos y fuerzas de seguridad.

Manuel está contento de haber repetido la experiencia del rafting y de los saltos de confianza, pero mucho más por haber repasado los aspectos más importantes de primeros auxilios y rescatismo, pues ahora, al trabajar en un grupo de seguridad en La Paz, pretende que su trabajo se asemeje al de Richard: hacer de su actividad una peripecia segura.

Destreza y espíritu de aventura

Conocido en el mundo como rafting, el descenso de ríos o balsismo es un deporte extremo en el que se mezclan la destreza y el espíritu de aventura, consistente en recorrer el cauce de los ríos en dirección de la corriente sobre algún tipo de embarcación, como una balsa de goma, canoa o un kayak.

No existe una fecha exacta de la aparición de esta actividad, aunque se señala que es producto de exploradores, cazadores y pescadores que descendían en botes, y que se popularizó en regiones de Europa y en Estados Unidos.

El rafting, como actividad de recreación, empezó después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, cuando los botes inflables con forma de canasta, que habían sido diseñados para efectuar ataques sorpresa en el océano, comenzaron a ser utilizados en los ríos rápidos como diversión para el tiempo libre.

En los años 50, esta actividad alcanzó mucha popularidad, por lo que reemplazaron estas embarcaciones militares por otras con formas rectangulares y con materiales novedosos, que las hacen más resistentes y seguras al agua.

Los practicantes de esta disciplina han encontrado nuevos recorridos para bajar los ríos e incluso lograron que el rafting sea reconocido en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 (Alemania). 

Clasificación de ríos

La fuerza de los ríos varía entre alto, medio y bajo, dependiendo de la temporada de lluvias. Por ejemplo, el caudal alcanza su nivel máximo durante el deshielo, que ocurre en primavera. El mínimo se registra a principios de otoño y, con el transcurrir de la estación, las lluvias hacen que los ríos vuelvan a ganar volumen.

Pero la diversión no depende de la altura, sino del grado de dificultad, que se detalla a continuación:

Clase 1 (fácil). Es agua en movimiento, con olas chicas y pasajes claros, casi sin obstrucciones.

Clase 2 (novatos). Son ríos rápidos, con canales anchos y claros. Se requiere cierta maniobrabilidad, pero las olas, rocas y demás obstáculos son fácilmente sorteables.

Clase 3 (intermedio). El caudal es rápido, con olas altas, irregulares y constantes, capaz de sumergir una canoa abierta. A menudo se requiere maniobrabilidad compleja en aguas rápidas y un buen control del bote. El autorrescate es en general fácil, pero puede requerir asistencia del grupo en rápidos largos.

Clase 4 (avanzado). Los descensos son rápidos, intensos, poderosos pero predecibles, que requieren un manejo preciso del bote en aguas turbulentas. Antes de ser atravesados por primera vez deben ser explorados. En caso de algún accidente, las condiciones de rescate son dificultosas, por lo que es recomendable que lo hagan personas entrenadas.

Clase 5 (expertos). Los rápidos son largos, muy violentos, con gran desnivel, rutas muy congestionadas, que pueden tener olas grandes y huecos imposibles de evitar, por lo que requieren un alto nivel de entrenamiento. Deben ser explorados desde la costa, aunque no siempre es posible. La natación es peligrosa y el rescate es difícil incluso para los expertos.

Clase 6 (extremo). Estos rápidos a menudo ejemplifican el límite de dificultad, son impredecibles y muy peligrosos. Los errores pueden tener consecuencias muy graves y el rescate puede ser imposible. Es solo para equipos de expertos, después de haber realizado una inspección detallada y tomado todas las precauciones.

Factory abre el bar Deck en Irpavi

“Es para los amantes del deporte y para quienes gustan de la buena comida acompañada de una cerveza bien fría”, dijo Nicolás Fortún, jefe de Marca de Paceña, principal auspiciador.

Factory abre el bar Deck en Irpavi Fotos: Erika Ibargüen

El restaurante Factory estrenó un nuevo ambiente en el patio exterior del MegaCenter de Irpavi. El bar deportivo Deck (terraza) fue pensado como un sitio moderno y cómodo para compartir entre amigos. “Es para los amantes del deporte y para quienes gustan de la buena comida acompañada de una cerveza bien fría”, dijo Nicolás Fortún, jefe de Marca de Paceña, principal auspiciador.

A la entrada al pub están grandes pantallas de plasma en las que se transmiten partidos de voleibol, fútbol, básquetbol, tenis y otras disciplinas importantes, tanto nacionales como internacionales.

“Emprendimientos como el Deck de Factory permiten a los fanáticos del deporte disfrutar de estos encuentros”, comentó Sergio Arenas en representación de Factory, restaurante que es conocido por sus hamburguesas y alitas de pollo, entre otras opciones de su menú. Además de la buena comida, la música fue el toque de la noche.